Ante una situación que se percibe desesperada, a veces la única salida parece ser la fuga. Esto también puede aplicarse a un contexto social desfavorable, donde hay ciertas vías de escape más o menos establecidas para quien tiene condiciones. Desde cierto binarismo, se puede acudir al lugar común que supone que lo que para los varones jóvenes puede ser el fútbol o el boxeo, en mujeres jóvenes puede ser el modelaje en tanto pasaje de salida de una vida sin esperanzas. Este puede observarse efectivamente en Tóxico, de la lituana Saulė Bliuvaitė, quien se hizo con este, su primer largometraje, con el Leopardo de Oro en la edición 2024 del Festival de Locarno.

Lo de la situación desesperada es en serio. Estamos en un pueblo lituano hundido en un paisaje post industrial donde un par de chimeneas gigantes son testimonios mudos de un periodo de actividad que sí existió ya está extinto hace rato. En este ambiente desfavorecido y deprimente, donde no parece haber mucho que hacer ni qué esperar, viven Marija y Kristina, dos adolescentes bastante outsiders en un lugar ya de por sí bastante marginal. Ambas chicas se conocen al principio de manera poco amistosa y hasta violenta pero después hacen buenas migas quizás porque se dan cuenta que ambas comparten la incapacidad de encajar en los grupos más convencionales. Marija es tímida, alta y desgarbada, y tiene una cojera que la hace víctima recurrente del bullying. Kristina es medio petisa, extrovertida y una peleadora que no se deja llevar por delante. Una pareja despareja que de algún modo se complementa y se acompaña para atravesar la vida. 

En este lugar sin oportunidades aparece un emprendimiento que parece ofrecer alguna: una “escuela de modelos” (las comillas son inevitables) que propone salida laboral en lugares como Francia, Japón o Corea. Solo hay que seguir ciertas reglas, como no subir de peso, y depositar una suma de dinero para, entre otras cosas, books y sesiones fotográficas. Que esto último sea el verdadero negocio de la supuesta escuela es algo que se intuye y que el film insinúa aunque no lo desarrolla completamente. Las chicas del pueblo ven aquí una posibilidad de escapar de su vida gris. Marija y Kristina logran ser admitidas pese a que están algo alejadas del ideal de belleza hegemónica que otras chicas sí cumplen. Incluso la cojera de Marija no parece ser un problema para la encargada de casting, aunque esta le depare más burlas de sus compañeras. Eso sí, las exigencias no son para nada gratuitas ni negociables, y tratar de cumplirlas las va a llevar a cometer actos autodestructivos. 

El film de Bliuvaitė apela a cierto feísmo que la emparenta con el Harmony Korine de Gummo y con este un gusto por los personajes raros que también remite al Yorgos Lanthimos de sus primeros films. Hay una suerte de realismo sucio que se combina de una manera extraña e interesante con una puesta en escena sofisticada, de planos largos y cuidados, retratando ese mundo de una manera consciente pero no al punto de distanciarse de sus protagonistas. Estos parecen por momentos faltos de emociones, poco empáticos con sus semejantes, incluso abiertamente agresivos o crueles. Hay en apariencia una apatía generalizada donde hasta las chicas de la escuela parecen atravesar todo ese recorrido tortuoso simplemente porque no hay otra cosa que hacer. Con el correr del relato se percibe que esa apatía es más bien desilusión, el producto de una falta de expectativas que parece endémica y que las chicas no son para nada indemnes al sufrimiento.

La realizadora lituana no se limita a la exhibición de atrocidades o a un despliegue de imágenes chocantes, aunque hay de ambas. Por el contrario hay una empatía que se percibe genuina en el retrato de esos seres desposeídos y desangelados. En medio de la sordidez y el aparente sálvese quien pueda surge una solidaridad por lo menos entre estas dos chicas y un puñado de personajes que atraviesan circunstancias distintas y a la vez similares. Lo que arranca como una película sobre el desencanto y la falta de oportunidades se va convirtiendo en una película sobre la amistad. Es ahí donde al final el film ubica el lugar pequeño y frágil de la esperanza. 

TÓXICO
Akiplėša (Toxic). Guión y dirección: Saulė Bliuvaitė. Elenco: Egle Gabrenaite, Vesta Matulyte, Ieva Rupeikaite, Giedrius Savickas. Música: Gediminas Jakubka. Fotografía: Vytautas Katkus. Edición: Igne Narbutaite. Origen: Lituania, 2024. 99 minutos.

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