Cuando el 28 de Octubre de 2018, Jair Bolsonaro resultó electo presidente del Brasil en segunda vuelta por el 55 % de los votos, mucha gente, principalmente del campo progresista, no solo se mostró desolada sino también desconcertada. Cómo podía ser que un candidato de la ultraderecha mas rancia, con un discurso violento que reivindicaba la dictadura y hasta la tortura, haya resultado elegido en comicios democráticos. Ese asombro era comprensible. Y, sin embargo, había señales. Una de ellas, fue el pasaje a la militancia abierta de un actor de peso: la Iglesia Evangélica.
La realizadora brasileña Petra Costa ya había abordado en su anterior film La democracia en peligro el camino que llevó a Brasil a semejante resultado. Aquel documental, que fue nominado a los premios Oscar y que también puede verse por Netflix, contaba el proceso que llevó a la destitución de Dilma Roussef, el arresto de Lula y la llegada al poder de Bolsonaro. En Apocalipsis en los trópicos, Costa se centra específicamente en el papel activo que los líderes de las iglesias evangélicas tuvieron en el horadamiento del PT y el ascenso de la ultraderecha, con Bolsonaro (cuyo segundo nombre es Messias) como el elegido para llevar a cabo su misión evangélica contra el estado laico.
El documental está narrado en primera persona, con abundante archivo, y cuenta con los testimonios de varios de los protagonistas del proceso, entre ellos los propios Lula y Bolsonaro. Pero el actor principal del film, el que se apropia del papel de héroe o villano del mismo, es Silas Malafaia, un líder religioso ultraconservador moldeado según el modelo de los tele-evangelistas norteamericanos como Jimmy Swaggart o Billy Graham. Costa sigue con su cámara a Malafaia en sus actos públicos y en su cotidianidad, mostrando como este mueve los hilos para lograr objetivos claramente políticos como meter un juez evangelista en la Corte Suprema, tanto como su envolvimiento explícito en la campaña electoral.
Malafaia es todo un personaje, carismático e intimidante, que no duda en acudir a la amenaza solapada o frontal para meter presión con el argumento que más de una vez repite: los evangelistas en Brasil son ya el 30 % de la población, una tropa más que un rebaño, que responde y se moviliza. Pero si bien la posición de Costa es clara, no trampea ni es deshonesta, y es sobria a la hora de mostrar a sus protagonistas, a los cuales deja desplegar sin intervenir demasiado.
Al igual que en su film anterior, Costa se mueve entre lo personal y lo político. De manera muy hábil pasa del registro de la Historia con mayúscula, que muchas veces alcanza dimensiones épicas o trágicas, al de la intimidad, donde logra algunos de los momentos más reveladores. Como en el encuentro de Malafaia y Bolsonaro en las oficinas de este último, donde el evangelista alardea de su influencia sin mucho disimulo. O la escena en que Malafaia pierde los estribos manejando, lo cual lo lleva a postular que el suyo no es el Cristo piadoso sino el furioso que blandió el látigo y que volvería blandiendo una espada.
El final, como la reelección de Lula en enero de 2023 es ambivalente. Por un lado esperanzador, pero por otro inquietante ante la evidencia de que algo se ha roto. Más aún para el espectador de estas tierras, a quien mucho de lo que se presenta en el film le resultara la crónica anunciada de nuestro presente.
APOCALIPSIS EN LOS TRÓPICOS
Apocalipse nos Trópicos. Dirección: Petra Costa. Guión: Petra Costa, Alessandra Orofino, David Barker, Nels Bangerter, Tina Baz, Moara Passoni. Música: Rodrigo Leão. Fotografía: João Atala, Murilo Salazar, Ricardo Stuckert, Pedro Urano. Origen: Brasil – Estados Unidos – Dinamarca. 2024. Duración: 110 minutos





