Después de la bella y reconfortante Licorice Pizza, Paul Thomas Anderson aborda el presente de los Estados Unidos de manera rabiosa pero también quirúrgicamente irónica a partir de la novela “Vineland”, de Thomas Pynchon.

El autor de “El arco iris de la gravedad” situaba a «Vineland» en un arco que comprendía los sesenta hasta entrados los ochenta, con un grupo revolucionario como centro y con el tiempo, las consecuencias de sus acciones en sus propias vidas. Lo que hace ahora Anderson es tomar la historia y primero retroceder 16 años atrás del actual presente, mostrando las operaciones una célula French 75, que incluyen la demolición de torres de energía, el asalto a bancos y la liberación de migrantes detenidos en la frontera, todas acciones en contra de un gobierno que ellos consideran violento, totalitario y fascista.

De French 75 forman parte Bob Ferguson (Leonardo DiCaprio) y Perfidia (Teyana Taylor), que además son pareja y se aman locamente, tanto que a instancias de ella tienen sexo en medio de cualquier “operación” del grupo.

Esa primera parte tiene una dinámica extraordinaria, que deja sin aliento y sorprende por el vértigo con que están planteadas las acciones y sobre todo, el extrañamiento que se desprende de la operatoria del grupo revolucionario, que en general no se asocia con los Estados Unidos.

Porque si bien ya pasaron más de seis décadas de los movimientos contraculturales pacifistas que se originaron en los Estados Unidos, que entre otras cosas generaron la voluntad de lucha por revertir las opresiones varias que establecía el establishment, como toda acción originó una reacción, que se tradujo en algo así como un consenso sobre las ventajas del conservadurismo, que allá por los ochenta encabezó Ronald Reegan.

En ese punto vale la pena contextualizar y reflexionar sobre la mirada de P.T. Anderson (El hilo fantasma, The Master, Petróleo sangriento, Embriagado de amor, Magnolia, Boogie Nights), que plantea varios interrogantes: ¿Qué pasó con la generación idealista de los 60? ¿Qué hizo que los derechos humanos, los ideales de solidaridad e igualdad perdieran fuerza ante la agenda reaccionaria? ¿Por qué la violencia es el lenguaje que todos aceptan y practican? Y en definitiva, la pregunta de fondo, ¿Cómo llegamos a esto?

Más allá de las posibles interpretaciones del relato, desde la coherencia conceptual y la riqueza formal, lo que logra Paul Thomas Anderson es una obra maestra, en un relato que después de la brillante primera parte, tiene un segundo acto en donde reporta el estado de las cosas del Estados Unidos del presente, violento, dividido y muchas veces incomprensible.

En la actualidad Bob Ferguson -que un formidable DiCaprio le da una carnadura casi necrótica al otrora revolucionario- está quemado por el alcohol y las drogas. Ya sin su pareja, acompañado de su hija Willa (Chase Infiniti), que como buena adolescente es rebelde y por caso, apenas entiende que debe vivir sin celular por la paranoia de su padre, además debe arrastrar la sospecha de que su madre Perfidia delató a sus compañeros y luego desapareció como parte del programa federal de testigos protegidos.

Lo cierto es que uno de los personajes que une de manera decisiva las dos partes de Una batalla tras otra es el coronel Steven J. Lockjaw, con Sean Penn que le imprime un perfil payasesco para acentuar el patetismo del personaje, que tiene un interés particular por la pareja revolucionaria que arrastra hace años.

Aunque en su mayoría fuera de campo, la materialidad de un presente cruzado por el racismo, la crueldad y la violencia en buena medida contesta las preguntas que formula el director estadounidense en el principio, que si bien imprime una visión descarnada del presente de su país, también deja espacio para la solidaridad que aún perdura con los migrantes (prestar especial atención al Sensei Sergio que compone Benicio Del Toro) y si se quiere, a la oportunidad que le da en el relato a los jóvenes, representados en la historia por la Willa, heredera de la mejor tradición de los hombre y mujeres que siempre y en cada época, quisieron cambiar el injusto estado de las cosas.

UNA BATALLA TRAS OTRA
One Battle After Another. Guion y dirección: Paul Thomas Anderson. Elenco: Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Chase Infiniti, Benicio del Toro, Teyana Taylor, Regina Hall, Tony Goldwyn, James Downey, Wood Harris, Shayna McHayle, Alana Haim, Starlette DuPois, D.W. Moffett, Paul Grimstead y James Raterman. Fotografía: Michael Bauman. Edición: Andy Jurgensen. Música: Jonny Greenwood. Diseño de producción: Florencia Martin. Vestuario: Colleen Atwood. Distribuidora: Warner Bros. Origen: Estados Unidos, 2025. Duración: 161 minutos.

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