El presidente del Festival de San Sebastián, José Luis Rebrodinos, junto a su par del Festival de Málaga, Juan Antonio Vigar, visitaron la Argentina en el marco de la presentación de MASS, un ciclo de seis películas españolas que formaron parte de ambos certámenes que se exhibieron en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín y a partir de hoy se verán en el Movie Montevideo Shopping de la capital uruguaya.
En la conferencia de prensa que se ofreció para los medios en el Foyer Casacuberta del Teatro San Martín, que estuvo presidida por el Jefe de Gobierno porteño Jorge Macri, acompañado por la ministra de Cultura Gabriela Ricardes y los directores de San Sebastián y Málaga, cuando tomó la palabra Rebordinos lamentó la crisis del sector audiovisual argentino a partir de las políticas que implementó el gobierno nacional.
En ese momento una asistente a la conferencia lo interrumpió diciendo que lo que afirmaba el español “Es mentira”.
Sin perder la calma y aunque aclaró que no rehuía el debate pero que no era el lugar, José Luis Rebordinos respondió rápidamente con una serie de argumentos que respaldaban su sombría mirada sobre el cine nacional.
“Que el director del instituto nacional del cine diga que una manera de torturar es ver películas argentinas que hayan tenido menos de mil espectadores, en cualquier país civilizado sería echado inmediatamente, porque su función es defender al cine de su país y esto no es un problema de ideologías políticas, es un problema de sentido común”, definió.
A continuación, señaló: “En este momento Ventana Sur, el mercado audiovisual más importante de América latina, está en Uruguay ¿Alguien debe tener alguna responsabilidad no?”

La posición del director del festival que se realiza en el país vasco en defensa del cine argentino es bien conocida por la industria audiovisual nacional. Solo como ejemplo, promediando la última edición de San Sebastián, Rebordinos convocó a un multitudinario acto oficial en las escalinatas del Kursaal, la sala mayor del festival, donde leyó un comunicado en donde mostraba su solidaridad “con la industria cinematográfica argentina ante la situación excepcional que vive con la paralización de muchos de sus proyectos, el vaciado de contenido del INCAA, y con las medidas que este gobierno está tomando que ponen en peligro el desarrollo, no solo de su cinematografía, sino también de otras manifestaciones de su cultura», decía parte del comunicado.
Mientras en Sala Lugones se daba inicio aal ciclo MASS con Soy Nevenka, de Icíar Bollaín, José Luis Rebordinos habló con Tiempo Argentino sobre la acción por el cine argentino en San Sebastián, su posición sobre los fondos destinados a la cultura y su mirada sobre el cine frente a las nuevas tecnologías.
-¿Qué llevó al Festival de San Sebastián a hacer una acción tan fuerte en defensa del cine argentino en su última edición?
-Bueno, al cine argentino lo sentimos muy cerca, gran parte de sus productores, directores y actores son amigos, son gente que en los últimos 20 años ha estado en San Sebastián y vivimos muy de cerca su cinematografía y su industria. Entonces, cuando estamos viendo cómo están sufriendo, cómo se está desmantelando el cine argentino, cuando un instituto como el Incaa, que tiene que estar para promocionar y difundir el cine argentino, dice que una tortura sería poner al torturado viendo películas argentinas de esas que va poca gente, o vemos también lo que está pasando con el Festival de Mar del Plata con declaraciones de que tendría que ser llevado por las plataformas, o notamos que Ventana Sur, el mercado más importante de América Latina, se va de Argentina a Uruguay, hombre, pues nos hace movernos para apoyar al cine argentino.
Por supuesto, nunca haremos declaraciones partidistas, nosotros hemos trabajado con el Incaa en el gobierno de Mauricio de Macri y en el de Cristina Kirchner y no hemos tenido problemas con ninguno. Por eso aclaro que no tengo nada que decir sobre los gobiernos argentinos, eso corresponde a los argentinos.
Ahora, cuando este gobierno conculca los derechos humanos, es decir, apoya a alguno de sus miembros a la Junta Militar fascista y asesina, sí que tengo que decir como ciudadano del mundo. Y lo mismo cuando están desmantelando una cinematografía que es parte de la cultura argentina, pero también de todo el mundo, también tengo algo que decir como director de un festival de cine.
-¿Este posicionamiento en defensa del cine argentino suscitó algún tipo de debate hacia adentro del Festival de San Sebastián?
-No. El equipo del festival es plural, no somos de la del mismo color político para nada, pero somos personas que defendemos la cultura, defendemos al cine argentino y por eso nos posicionamos.
No es un problema de izquierdas y derechas. Estamos hablando del desmantelamiento de la estructura industrial y cultural que funciona. Seguro que hay mil cosas que mejorar en el Incaa, no tengo ninguna duda que hay cosas que mejorar en el cine argentino tanto como en el español. Pero una cosa es intentar mejorarlo y otra es ir anulándolo poco a poco. Por eso nosotros nos hemos posicionado junto con gran parte de la industria internacional presente hace unos meses en San Sebastián.

-Hay un discurso que tiene que ver con el debate sobre lo privado y lo público, en cuanto a la decisión política de asignar más o menos recursos a la cultura. ¿Cómo es la ecuación que manejan desde el festival que usted preside?
-En nuestro caso, somos una sociedad anónima participada de capital público, es decir, casi el 50 y pico por largo son subvenciones de cuatro instituciones que son los que están en el Consejo de Administración: El Ministerio de Cultura de España, el Gobierno Vasco, el Gobierno de la Diputación Foral de Guipúzcoa, que es el Gobierno Regional, y el Ayuntamiento de San Sebastián.
En nuestro caso, la discusión siempre entre los sectores progresistas y los conservadores es una mayor o menor presencia de lo público en este tipo de cosas. Pero por ejemplo, en el País Vasco, gobierna la centroderecha pero su apoyo al festival y a la cultura en general, la inversión del gobierno vasco en cultura es brutal.
Y otro ejemplo, hemos tenido en el gobierno de Madrid al Partido Popular, que es un partido de derechas, conservador, y su aportación al festival ha sido la misma, no ha reducido nada y ha habido un apoyo al festival al ciento por ciento como se lo hacen los socialistas o los nacionalistas vascos.
-¿Qué papel tiene el cine latinoamericano y en particular el argentino para San Sebastián?
-Dentro de nuestro festival todo el cine latinoamericano es muy importante, tenemos una sección que se llama Horizontes Latinos, que es solo para películas de esta región. Y si nos centramos en Argentina, hasta ahora ha sido probablemente el cine latinoamericano más poderoso, por varias razones. Primero, por la calidad media de sus películas que era muy alta y por otro lado, por su diversidad.
Lo que hacía el cine argentino y ojalá se pueda mantener, es tener producciones como El secreto de sus ojos con Ricardo Darín que siempre son muy exitosas, pero también películas como Trenque Lauquen de Laura Citarella u otras tantas más de autor, películas que buscan nuevos caminos, con un público más minoritario.
Lo que hace rica a una cinematografía rica es tener cine de calidad en todos esos aspectos. Y eso el cine argentino lo cumplía hasta ahora. Bueno, que es imagen de país que lleva por el mundo vamos a ver qué pasa a partir de ahora con las cosas que se están haciendo, la impresión que hay es que el cine argentino lo va a tener complicado.

-Como director de uno de los festivales más importantes del mundo, ¿Cuál es la foto de este momento del cine con la presencia de las plataformas y el cine que se ve más allá fuera de las salas?
-Mi foto sería bastante luminosa, porque siempre vivimos momentos de crisis, en una época fue la llegada del cine sonoro, luego la televisión, ahora son las plataformas, pero de todas formas yo no creo que van a acabar con el cine. Yo creo que el streaming tienen cosas buenas y malas para para el desarrollo del cine, por un lado ofrecen trabajo y la posibilidad de producir con más dinero, pero por otro lado homogeniza las películas.
Están cambiando las formas de ver el cine, los jóvenes ven mucho más cine en un teléfono o en una tableta, pero siempre va a haber un público que vaya a las salas. Lo que hay que conseguir es que las salas tengan calidad de sonido, de imagen y tenemos que hacer un poco de pedagogía con ellos para que descubran los que no lo han visto que ver una película en el cine no tiene nada que ver con la televisión.
-Pero también parece que en todo el mundo el espectáculo cinematográfico en las salas parece ser un un espacio que se cedió a las películas mainstream.
-Mira, en España se está produciendo un fenómeno, y es que hubo una época en donde los que salvaban la taquilla eran los jóvenes entre 13 y 18 años y ahora quienes están salvando el cine son fundamentalmente las mujeres entre 50 y 70 años, son las que más van al cine entre semana y tal. Esto está haciendo que el cine de autor, ese cine que llamábamos de antes, se esté recuperando bastante y que pueda haber una película como “Zona de interés”, de Jonathan Glazer, que ha vendido muchísimas entradas.
Entonces creo que alguna de estas películas motores y mainstream han perdido un poco de fuelle y hay un cine de arte y ensayo que va haciendo un dinero.
Creo que estamos recuperando un poco un público para ese tipo de cine y creo que para eso los festivales son fundamentales.